Frida Kahlo será, casi con toda seguridad, una de las mujeres más conocidas de todas las que mencionaremos aquí. La Web está inundada de información acerca de ella y de su obra, le han dedicado canciones a su historia de amor con Diego Rivera, han realizado superproducciones cinematográficas sobre su vida y su obra es conocida hasta la saciedad. Quizá este trato se deba a que pocas una persona ha resultado tan fascinante por su obra como por su vida, y a que su personalidad captó la atención de grandes personajes de la Historia.
Frida Kahlo (1907 - 1954) tuvo una intensa y corta vida, marcada por el sufrimiento físico y sentimental. Físico, porque de pequeña tuvo poliomelitis y se le quedó más corta y deformada la pierna derecha y, años después, sufrió un accidente de autobús en el que se le partió la columna y la cadera, y una de las barras metálicas del vehículo le atravesó la espalda y le salió por la vagina, dejándola destrozada por el dolor y las operaciones, incapacitada durante meses en una cama. Sentimental, porque el destino la llevó a conocer a Diego Rivera, un artista por entonces maduro y consagrado, casado y vividor que durante años apartó a Frida de su arte y, cuando finalmente no pudo evitar su éxito, se distanció de ella, aunque en rigor hay que decir que la acompañó hasta el final de su vida, que fue muy doloroso.
A pesar de las graves dolencias que padeció toda su vida, ni antes ni después se dejó amedrentar por ellos. Cuando se conoce la vida de Kahlo en profundidad, sorprende saber todas las personas a las que conoció, los lugares a los que viajó, la gran actividad artística y política de que gozó e incluso la cantidad de amantes que tuvo, teniendo en cuenta todas las operaciones por las que pasó y la convalecencia a la que estuvo encadenada toda su vida.
Ella odiaba la cama, pero al mismo tiempo pintó allí la mayor parte de su obra, que por cierto se reduce casi toda a autorretratos, muchos de ellos mostrando a una Frida dolorida y triste, mostrando sus heridas, mirando al espectador con ojos profundos y colmados de dolor. La pintura era casi el único momento en el que Frida Kahlo se permitía a sí misma compadecerse, porque cuando se veía libre de la cama solía frecuentar fiestas y reuniones políticas. La pintora, desde la época de la universidad, ya empezó a militar en grupos de izquierdas, y cuando conoció a Diego, que pertenecía al Partido Comunista, se afilió y sólo renunció a él cuando a Rivera lo expulsaron por criticar la figura de Stalin. También reivindicaba las raíces indígenas mejicanas, y por eso iba vestida siempre con largas faldas tradicionales y peinados a base de trenzas. Esta estética también abunda en su obra pictórica.
Ella comenzó a pintar mucho más en serio en su primera convalecencia, y es cierto que durante la mayor parte de su vida no se planteó dedicarse a ello profesionalemente, pero se unió a un grupo de artisas mejicanos que reivindicaban la vuelta al folclore indígena y a través de éstos conoció a Diego, hacia 1928.
Rivera era artista muralista, y pronto quedó impresionado por la artista y la mujer. Se hicieron amantes (Rivera estaba casado y pasó mucho tiempo antes de que dejara a su mujer, quien aún así siguió inmiscuyéndose en la relación con la pasividad de éste) y después contrajeron matrimonio, pero él la engañaba continuamente y, aunque se ha querido dulcificar la relación entre ambos, lo cierto es que él dejó pronto de incentivar el arte de Kahlo y, con el paso del tiempo, la pareja estuvo subordinada a los encargos que él recibía.
En 1930, apenas un año después de casados, Frida se quedó embarazada pero su cuerpo débil y las fracturas mal curadas de su pelvis declinaron en un aborto terapéutico, que no fue más que una serie de embarazos fallidos, hecho que deprimió a Frida durante toda su vida. Ese mismo Diego recibió un encargo en Estados Unidos y se mudaron a Nueva York y luego a Detroit.
Aunque en general fue una experiencia para ella, el periplo estadounidense no resultó positivo para la pareja: Frida se quedó embarazada de nuevo y esta vez el periodo de gestación duró hasta dar esperanzas a la pintora, que sufrió un duro golpe al perder al bebé por un aborto espontáneo. Ese hecho, la muerte de su madre y las cada vez más frecuentes desavenencias del matrimonio, supusieron un periodo desastroso para la joven.
Ya de vuelta, en Méjico (1933), las cosas no se pusieron mejor: otro embarazo fallido terminó en la que sería el preámbulo del horror que vendría después. Le amputaron varios dedos de su pierna más enferma, la derecha y estuvo en cama durante mucho tiempo, lo que frustró sus deseos de volver a dedicarse a la pintura.
En 1935 se separó de Diego al saber que había tenido un romance con la propia hermana de Frida. Para ella, ése fue un durísimo golpe del que quizá nunca pudo recomponerse del todo (su hermana Cristina era a la vez su mejor amiga).
Abandona la casa común ese mismo año y comienza a vivir por su cuenta, manteniendo una relación con el escultor Isamu Noguchi y viajando a Estados Unidos con varias amigas.
Éste supuso un momento de inflexión en la vida de Frida: en 1935 volvió a vivir con Diego pero ambos mantuvieron relaciones extramatrimoniales durante el resto de la relación en común, y Frida incluso experimentó con la homosexualidad: por fin decidió que podía ser tan libre como su esposo en el terreno emocional. Una vez dado ese paso, también descubrió que lo podía ser en el profesional. En 1938, durante la visita de Trotski, André Breton - que también era huesped en la casa de Kahlo- quedó maravillado con la obra de Frida y juntos organizaron una exposición en Nueva York, su primera exposición individual, que fue un rotundo éxito de crítica, y a la que siguiern otras en Paris y de nuevo en Nueva York.
Aunque son conjeturas a partir de una verdad, lo cierto es que en 1939 la relación con Diego Rivera empieza a declinar rápidamente hasta que és te le solicita el divorcio. Probablemente Diego vio con temor que su esposa mostraba su talento al mundo, y quizá eso le hizo verla como competidora eventual.
El hecho es que a Frida le supuso un dolor insoportable la ruptura con Rivera y comenzó a beber en exceso. Esos meses también supusieron graves problemas de salud, pero ahora era independiente y no estba dispuesta a renunciar a esa ventaja.
En 1940 Diego y Frida volvierona a casarse, pero en unos términos que daban más libertad a Kahlo: ella sería independiente económicamente y no volverían a tener relaciones sexuales. El aceptó porque no podía vivir sin ella.
A partir de ese momento comienzan los que serán los años más confortables para la artista: forma parte del personal docente de La Esmeralda, realizá varias exposiciones colectivas en Méjico y es elegida miembro del Seminario de Cultura Mejicana.
Sin embargo a finales de la década de los 40 su movilidad empieza a mermar e incluso se ve obligada a dar las clases desde la cama. Sufre varias intervenciones de columna que no tienen el éxito esperado. Su cuerpo va agonizando lentamente. Este periodo da como resultado obras de gran dolor en las que se retrata a si misma con la columna al aire y grandes heridas.
En 1953 consigue exponer por primera vez en solitario en Méjico, evento al que tuvo que asistir en una cama, pero que estuvo determinada a no perderse, siempre con esa voluntad para vivir aunque su cuerpo se empeñara en no dejarla, aunque lo que hizo durante toda su vida no fue más que sufrir por esa idea obsesiva de ser feliz.
Incluso ese año le amputaron la maltrecha pierna de la polio y ella, en un sublime acto de fuerza de voluntad, se las arregló para andar aunque no fuera más que a distancias cortas.
Sólo un mes antes de fallecer, en julio de 1954, se le pudo ver en una manifestación por las calles de Méjico.
Más de quinientas personas acompañaron su féretro hacia el crematorio.
Actualmente su obra pertenece a la ciudad de Méjico por deseo de Rivera, que murió sólo tres años después de Frida.
Uno delos últimos cuadros de Frida fue un bodegón de sandías con la frase escrita "viva la vida"
FRIDA KAHLO, POR FRIDA KAHLO
El diario de Frida Kahlo: un íntim autorretrato. Frida Kahlo con introducción de Carlos Fuentes y ensayo y comentario de imágenes por Sarah M. Lowe. Ed. Harry N. Abrams Inc., 2005
Frida Kahlo (1907 - 1954) tuvo una intensa y corta vida, marcada por el sufrimiento físico y sentimental. Físico, porque de pequeña tuvo poliomelitis y se le quedó más corta y deformada la pierna derecha y, años después, sufrió un accidente de autobús en el que se le partió la columna y la cadera, y una de las barras metálicas del vehículo le atravesó la espalda y le salió por la vagina, dejándola destrozada por el dolor y las operaciones, incapacitada durante meses en una cama. Sentimental, porque el destino la llevó a conocer a Diego Rivera, un artista por entonces maduro y consagrado, casado y vividor que durante años apartó a Frida de su arte y, cuando finalmente no pudo evitar su éxito, se distanció de ella, aunque en rigor hay que decir que la acompañó hasta el final de su vida, que fue muy doloroso.
A pesar de las graves dolencias que padeció toda su vida, ni antes ni después se dejó amedrentar por ellos. Cuando se conoce la vida de Kahlo en profundidad, sorprende saber todas las personas a las que conoció, los lugares a los que viajó, la gran actividad artística y política de que gozó e incluso la cantidad de amantes que tuvo, teniendo en cuenta todas las operaciones por las que pasó y la convalecencia a la que estuvo encadenada toda su vida.
Ella odiaba la cama, pero al mismo tiempo pintó allí la mayor parte de su obra, que por cierto se reduce casi toda a autorretratos, muchos de ellos mostrando a una Frida dolorida y triste, mostrando sus heridas, mirando al espectador con ojos profundos y colmados de dolor. La pintura era casi el único momento en el que Frida Kahlo se permitía a sí misma compadecerse, porque cuando se veía libre de la cama solía frecuentar fiestas y reuniones políticas. La pintora, desde la época de la universidad, ya empezó a militar en grupos de izquierdas, y cuando conoció a Diego, que pertenecía al Partido Comunista, se afilió y sólo renunció a él cuando a Rivera lo expulsaron por criticar la figura de Stalin. También reivindicaba las raíces indígenas mejicanas, y por eso iba vestida siempre con largas faldas tradicionales y peinados a base de trenzas. Esta estética también abunda en su obra pictórica.
Ella comenzó a pintar mucho más en serio en su primera convalecencia, y es cierto que durante la mayor parte de su vida no se planteó dedicarse a ello profesionalemente, pero se unió a un grupo de artisas mejicanos que reivindicaban la vuelta al folclore indígena y a través de éstos conoció a Diego, hacia 1928.
Rivera era artista muralista, y pronto quedó impresionado por la artista y la mujer. Se hicieron amantes (Rivera estaba casado y pasó mucho tiempo antes de que dejara a su mujer, quien aún así siguió inmiscuyéndose en la relación con la pasividad de éste) y después contrajeron matrimonio, pero él la engañaba continuamente y, aunque se ha querido dulcificar la relación entre ambos, lo cierto es que él dejó pronto de incentivar el arte de Kahlo y, con el paso del tiempo, la pareja estuvo subordinada a los encargos que él recibía.
En 1930, apenas un año después de casados, Frida se quedó embarazada pero su cuerpo débil y las fracturas mal curadas de su pelvis declinaron en un aborto terapéutico, que no fue más que una serie de embarazos fallidos, hecho que deprimió a Frida durante toda su vida. Ese mismo Diego recibió un encargo en Estados Unidos y se mudaron a Nueva York y luego a Detroit.
Aunque en general fue una experiencia para ella, el periplo estadounidense no resultó positivo para la pareja: Frida se quedó embarazada de nuevo y esta vez el periodo de gestación duró hasta dar esperanzas a la pintora, que sufrió un duro golpe al perder al bebé por un aborto espontáneo. Ese hecho, la muerte de su madre y las cada vez más frecuentes desavenencias del matrimonio, supusieron un periodo desastroso para la joven.
Ya de vuelta, en Méjico (1933), las cosas no se pusieron mejor: otro embarazo fallido terminó en la que sería el preámbulo del horror que vendría después. Le amputaron varios dedos de su pierna más enferma, la derecha y estuvo en cama durante mucho tiempo, lo que frustró sus deseos de volver a dedicarse a la pintura.
En 1935 se separó de Diego al saber que había tenido un romance con la propia hermana de Frida. Para ella, ése fue un durísimo golpe del que quizá nunca pudo recomponerse del todo (su hermana Cristina era a la vez su mejor amiga).
Abandona la casa común ese mismo año y comienza a vivir por su cuenta, manteniendo una relación con el escultor Isamu Noguchi y viajando a Estados Unidos con varias amigas.
Éste supuso un momento de inflexión en la vida de Frida: en 1935 volvió a vivir con Diego pero ambos mantuvieron relaciones extramatrimoniales durante el resto de la relación en común, y Frida incluso experimentó con la homosexualidad: por fin decidió que podía ser tan libre como su esposo en el terreno emocional. Una vez dado ese paso, también descubrió que lo podía ser en el profesional. En 1938, durante la visita de Trotski, André Breton - que también era huesped en la casa de Kahlo- quedó maravillado con la obra de Frida y juntos organizaron una exposición en Nueva York, su primera exposición individual, que fue un rotundo éxito de crítica, y a la que siguiern otras en Paris y de nuevo en Nueva York.
Aunque son conjeturas a partir de una verdad, lo cierto es que en 1939 la relación con Diego Rivera empieza a declinar rápidamente hasta que és te le solicita el divorcio. Probablemente Diego vio con temor que su esposa mostraba su talento al mundo, y quizá eso le hizo verla como competidora eventual.
El hecho es que a Frida le supuso un dolor insoportable la ruptura con Rivera y comenzó a beber en exceso. Esos meses también supusieron graves problemas de salud, pero ahora era independiente y no estba dispuesta a renunciar a esa ventaja.
En 1940 Diego y Frida volvierona a casarse, pero en unos términos que daban más libertad a Kahlo: ella sería independiente económicamente y no volverían a tener relaciones sexuales. El aceptó porque no podía vivir sin ella.
A partir de ese momento comienzan los que serán los años más confortables para la artista: forma parte del personal docente de La Esmeralda, realizá varias exposiciones colectivas en Méjico y es elegida miembro del Seminario de Cultura Mejicana.
Sin embargo a finales de la década de los 40 su movilidad empieza a mermar e incluso se ve obligada a dar las clases desde la cama. Sufre varias intervenciones de columna que no tienen el éxito esperado. Su cuerpo va agonizando lentamente. Este periodo da como resultado obras de gran dolor en las que se retrata a si misma con la columna al aire y grandes heridas.
En 1953 consigue exponer por primera vez en solitario en Méjico, evento al que tuvo que asistir en una cama, pero que estuvo determinada a no perderse, siempre con esa voluntad para vivir aunque su cuerpo se empeñara en no dejarla, aunque lo que hizo durante toda su vida no fue más que sufrir por esa idea obsesiva de ser feliz.
Incluso ese año le amputaron la maltrecha pierna de la polio y ella, en un sublime acto de fuerza de voluntad, se las arregló para andar aunque no fuera más que a distancias cortas.
Sólo un mes antes de fallecer, en julio de 1954, se le pudo ver en una manifestación por las calles de Méjico.
Más de quinientas personas acompañaron su féretro hacia el crematorio.
Actualmente su obra pertenece a la ciudad de Méjico por deseo de Rivera, que murió sólo tres años después de Frida.
Uno delos últimos cuadros de Frida fue un bodegón de sandías con la frase escrita "viva la vida"
FRIDA KAHLO, POR FRIDA KAHLO
El diario de Frida Kahlo: un íntim autorretrato. Frida Kahlo con introducción de Carlos Fuentes y ensayo y comentario de imágenes por Sarah M. Lowe. Ed. Harry N. Abrams Inc., 2005
FRIDA KAHLO EN LA WEB
http://www.fkahlo.com/ (Sitio oficial)
http://www.museofridakahlo.org/. (Este sitio web contiene una visita virtual al museo de Frida Kahlo en Coyoacán, Méjico)
http://www.fridakahlofans.com/mainmenu.html
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